Metformina

La Metformina es uno de los medicamentos más prescritos en todo el mundo para el manejo de la diabetes tipo 2. Gracias a su eficacia y perfil de seguridad, ha sido una opción de primera línea en el control glucémico durante décadas. Sin embargo, para un uso responsable, es fundamental conocer sus indicaciones, dosis, efectos secundarios, contraindicaciones, interacciones y recomendaciones de almacenamiento. En este artículo, te proporcionamos toda la información esencial sobre la Metformina, para que puedas comprender mejor su función y uso correcto.


¿Qué es la Metformina?

La Metformina es un medicamento oral antidiabético del grupo de las biguanidas. Su principal acción es reducir la producción de glucosa en el hígado, mejorar la sensibilidad de las células a la insulina y disminuir la absorción de glucosa en el intestino. Gracias a estas acciones, ayuda a mantener niveles adecuados de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 2. Además, la Metformina puede tener beneficios en la pérdida de peso y en la reducción de riesgos cardiovasculares en pacientes diabéticos.


Indicaciones de la Metformina

La Metformina está indicada principalmente para:

  • Control de la diabetes mellitus tipo 2 en adultos y, en algunos casos, en adolescentes mayores de 10 años.
  • Como complemento en pacientes que no alcanzan sus metas glucémicas con dieta y ejercicio.
  • En ocasiones, en el tratamiento de síndrome de ovario poliquístico (SOP), debido a su efecto en la sensibilidad a la insulina.
  • Para reducir el riesgo de desarrollar diabetes en personas con prediabetes, en ciertos casos y bajo supervisión médica.

Es importante señalar que la Metformina NO es indicada para tratar la diabetes tipo 1 o cetoacidosis diabética.


Dosis recomendada de la Metformina

La dosis de Metformina varía según las necesidades del paciente y la respuesta al tratamiento. Generalmente, se recomienda:

  • Dosis inicial: 500 mg una o dos veces al día, preferiblemente con comida, para reducir efectos gastrointestinales.
  • Aumentos progresivos: La dosis puede incrementarse en 500 mg semanalmente o cada 10-15 días, según tolerancia y control glucémico.
  • Dosis máxima: Hasta 2000-2550 mg diarios en división en varias tomas, dependiendo de la formulación (tabletas de liberación regular o extendida).

Es fundamental seguir las indicaciones del médico y no modificar la dosis sin supervisión profesional. Además, el control regular de niveles de glucosa en sangre ayuda a ajustar la dosis de manera adecuada.


Efectos secundarios

Como cualquier medicamento, la Metformina puede causar efectos adversos. La mayoría son leves y transitorios, aunque algunos pueden requerir atención médica. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran:

  • Problemas gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal y pérdida de apetito.
  • Sabor metálico en la boca.
  • Pérdida de peso en algunos pacientes.

Por otro lado, en raras ocasiones, puede ocurrir una complicación grave llamada acidosis láctica, que es potencialmente mortal. Esta condición se presenta con síntomas como debilidad, fatiga excesiva, dolor muscular, dificultad para respirar y somnolencia. La acidosis láctica es más probable en pacientes con insuficiencia renal, insuficiencia hepática, insuficiencia cardíaca, o en situaciones de deshidratación severa.

Por ello, si experimentas efectos secundarios severos o síntomas de acidosis láctica, debes acudir inmediatamente a un centro médico.


Contraindicaciones de la Metformina

La Metformina está contraindicada en las siguientes situaciones:

  • Insuficiencia renal moderada a severa (por ejemplo, creatinina sérica elevada o tasa de filtración glomerular disminuida).
  • Enfermedad hepática activa o insuficiencia hepática.
  • Insuficiencia cardíaca descompensada.
  • Enfermedad aguda o infecciones graves.
  • Consumo excesivo de alcohol, debido a su asociación con el riesgo de acidosis láctica.
  • Hipoxia o problemas respiratorios severos.
  • Uso de ciertos medicamentos que afectan la función renal, como ciertos diuréticos, corticosteroides y medicamentos contrastados, que pueden requerir ajustes o suspensión temporal.

Antes de comenzar el tratamiento, es fundamental informar al médico si tienes alguna de estas condiciones o estás en tratamiento con otros fármacos.


Interacciones de la Metformina

La Metformina puede interactuar con varios medicamentos, aumentando o disminuyendo su efecto, o elevando el riesgo de efectos adversos. Algunas interacciones importantes incluyen:

  • Medicamentos que afectan la función renal, como ciertos diuréticos, inhibidores de la enzima converting enzyme (IECA) y antiinflamatorios no esteroideos (AINEs). Estos pueden disminuir la eliminación de la Metformina y aumentar el riesgo de acidosis láctica.
  • Contraste y medios de contraste radiológico, que pueden afectar la función renal y requieren suspender la Metformina antes y después del procedimiento.
  • Medicamentos que afectan el control glucémico, como insulina o sulfonilureas, que pueden potenciar la hipoglucemia.
  • Alcohol: su consumo excesivo puede aumentar el riesgo de acidosis láctica.

Por eso, siempre debes comunicar a tu médico todos los medicamentos que estás tomando para evitar interacciones peligrosas.


Almacenamiento

Para garantizar su eficacia y seguridad, la Metformina debe almacenarse de manera adecuada:

  • En un lugar fresco y seco, a temperatura ambiente (no superior a 25°C).
  • Mantener fuera del alcance de los niños y mascotas.
  • En su envase original, bien cerrado.
  • No usar después de la fecha de caducidad impresa en el envase.
  • En caso de tabletas de liberación prolongada, seguir las instrucciones específicas de almacenamiento.

Recomendaciones importantes

  • Es fundamental seguir las indicaciones del médico y no modificar la dosis por cuenta propia.
  • La adherencia al tratamiento y los controles regulares ayudan a mantener un buen control glucémico y prevenir complicaciones.
  • Informar siempre sobre cualquier efecto adverso o síntomas inusuales.
  • No consumir alcohol en exceso durante el tratamiento.
  • La Metformina puede ser parte de un plan integral que incluya dieta y ejercicio físico.

Conclusión

En resumen, la Metformina es un medicamento ampliamente utilizado en el tratamiento de la diabetes tipo 2, con un perfil de seguridad favorable cuando se emplea correctamente. Sin embargo, su uso requiere supervisión médica para ajustar dosis, evitar efectos secundarios y prevenir complicaciones graves como la acidosis láctica. Con un uso responsable, la Metformina puede ayudar a mantener niveles adecuados de glucosa en sangre y reducir riesgos asociados a la diabetes, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.


Tomado de: Información basada en fuentes médicas y farmacéuticas reconocidas, incluyendo la Organización Mundial de la Salud (OMS), Medscape, UpToDate, MedlinePlus, y Guías clínicas de sociedades endocrinológicas, actualizadas hasta octubre de 2023.

Deja un comentario